En
los últimos días no he dejado de leer comentarios en redes y de escuchar a
gente en la calle opinando sobre la violencia de género, el machismo, el feminismo...
Supongo que la agenda-setting (1) de
los medios manda y con el mes negro que llevamos es lógico que el tema sea
actualidad. He oído casi de todo. Desde el típico "feminismo es igual que machismo" o "el feminismo quiere la superioridad de la mujer",
hasta "es que hay alguna por ahí que vaya tela" o el clásico "existen muchas denuncias que son
falsas". Por supuesto no ha faltado el simpático de turno que por eso
de hacer la broma y quedar de gracioso, nos tilda de histéricas y que por eso
vemos "machismo" por todos sitios: "¿no estarás un poco obsesionada con el tema?", como si
su pregunta consiguiera alejar mi preocupación. También me he topado con alguno
al que su testosterona le hace tomarse a cachondeo toda reivindicación que una
mujer pueda realizar en favor de la causa feminista. Y creo que le hace tanta gracia
porque aún no ha comprendido que en este país súper democrático y en esta
sociedad tan avanzada, la superioridad del hombre frente a la mujer sigue
siendo desgraciadamente una realidad. Por eso a día de hoy siguen muriendo
asesinadas tantas mujeres.
El
machismo actúa de manera tan sutil que nos lo tragamos sin darnos cuenta. Nacemos
mujeres y desde bien pequeñas la sociedad ya se encarga de decirnos cuál es
nuestro sitio y qué le pasa a quienes deciden salir del coto que se le ha
asignado con su género. Primero en nuestra familia, con nuestros hermanos,
nuestros padres. Después en el colegio, con nuestros profesores, con nuestros
compañeros. Más tarde cuando llegas a un instituto, encuentras tu primer
trabajo o vas a la universidad. La cultura machista nos dice lo que somos en
todo momento y lo que se espera de nosotras. En nuestra sociedad todavía no
podemos hacer lo que hace un hombre. Y si alguien lo ha leído o escuchado en algún
sitio, todo eso es teoría y mentira. En la práctica la realidad es muy
diferente, y ahí están las estadísticas. Vivimos en un patriarcado, en una
sociedad machista y egoísta. Ya sé que es una idea repetida infinitamente. Tan
trillada que ya no nos sorprende. En cualquier caso, si a la sociedad le da por
"avanzar" (pequeños "derechitos" que con mucho esfuerzo
vamos logrando), ya está la Iglesia con su religión cristiana para recordarnos
que arderemos en los infiernos más profundos. "Avanzar"... menuda
tontería, ¿verdad? ¿Para qué y por qué cuestionarnos el orden establecido?. "¿Para qué quieres estudiar si con tu
marido no te hará falta trabajar?" o "¿quieres estudiar para ser más que mi hijo?" , son
algunas de las perlas que escuché en alguna ocasión. Lo más triste es oírselo decir
a otra mujer. Y para entenderlo solo puedo volver a pensar en el principio.
Todo comienza en el mismo momento en el que nacemos y nos colocan los patucos
rosas. Desde ese mismo instante comienza nuestra aceptación de roles. Al
principio porque no tenemos conciencia de absolutamente nada. Evidentemente es
ahí cuando el patriarcado hace su mejor trabajo. Pero todo eso es el comienzo,
lo peor aún está por llegar. Te pasas gran parte de tu niñez leyendo cuentos de
hadas en los que el amor romántico lo encarna un príncipe aventurero. El
príncipe, harto de hacer lo que le da la real gana durante años, decide un día sentar
la cabeza. Es entonces cuando regresa y elige esposa. Requisitos para "ir
al baile": ser bella, buena, trabajadora, alegre, pero muy calladita y
agradecida. No todos los días se fija en ti un príncipe y te pone un piso. Así
que cuidado con meter la pata en el último momento. Los príncipes no se andan
con tonterías. Cuidado con pensar por ti misma. ¿Y esas ideas de igualdad?,
escóndelas.
Analicemos:
el príncipe se ha tomado la libertad de irse de cachondeo durante el tiempo que
le ha salido del alma. Vive aventuras, viaja, conoce mundo, hace amigos y
amigas... la chica no. Seguramente ella se ha pasado mirando por la ventana los
mejores años de su juventud. Ha crecido exigiéndose que debe estar siempre
guapa porque el príncipe puede llegar en cualquier momento y además debe
sentirse afortunada por la decisión del príncipe, que es el que elige y no al
revés. ¿Te imaginas no ser elegida por ningún príncipe? Si ocurre es una
desgracia.
Cuánto
daño nos han hecho los malditos cuentos de hadas... Sus moralejas y conclusiones nos han creado unas
expectativas que nuestros padres (hablo en general pues conozco algunas
excepciones), no supieron o no quisieron explicarnos de otra manera. Ahora, a
estas alturas del "cuento", muchas por fin nos hemos dado
"cuenta", pero resulta que la única opción que nos queda es
posicionarnos como 'feministas' aguantando el chaparrón de críticas, insultos,
burlas y todo tipo de improperios de nuestros iguales. Porque no olvidemos eso,
que todos somos iguales, incluso aquellos que no quieren que lo seamos, también
merecen serlo.
Para
alcanzar realmente una sociedad igualitaria, una sociedad feminista, tenemos
muchas cosas pendientes y mucho trabajo por delante. Ya no solo tenemos que
lidiar con los graciosos, los bromistas, los machistas de verdad, los asesinos,
violadores, los curas y con otras mujeres que no han levantado todavía la vista
del cuento de hadas... no. También tenemos que lidiar con los falsos defensores
de la igualdad entre mujeres y hombres. Creo que son los más peligrosos porque
aparentan una cosa pero en el momento en el que se relajan un poco se descubren
sus verdaderas convicciones. "Progres" que se encienden en las redes
por la aprobación de la ley del aborto de Gallardón o por el trato que un
político conservador da al colectivo de las mujeres, pero que no duda en
referirse a su compañera como "mi costilla". (2) ¿Cómo se puede defender la igualdad de las mujeres en esta
sociedad patriarcal y aceptar que fuimos el segundo plato de un creador
caprichoso? Solo se me ocurren dos explicaciones. La primera es que
posiblemente, estos "progres" desconozcan el relato bíblico de la
creación del hombre. Según la Biblia (libro que recomiendo leer), Dios creó al
hombre y para que no estuviera solo hizo a todos los animales de la tierra, a
todas las aves del cielo y creó toda la vegetación. Sin embargo el hombre seguía
sintiéndose solo. Es cuando Dios, aprovechando que el hombre dormía, le extrae
una costilla y con ella crea a la mujer. La "varona", como así la
denominó el hombre (y según la Biblia), "del varón fue tomada". La segunda explicación que se me ocurre es que
quizás este tipo de afirmaciones se deban a un machismo encubierto, no
superado. Puede que la responsabilidad política de estos sensibilizados machos al
frente de un partido "progre", no les deja exhibir totalmente sus
pensamientos. También cabe alguna
posibilidad (muy pequeña), que con esto de querer aparentar en redes sociales habilidades
literarias, algunos se hayan pasado de poetas. Para decir que amas a tu
compañera, que te acuerdas de ella, que te hace feliz, que agradeces su
compañía, etc., no hace falta recordarle que piensas que debe su existencia a
la generosidad de tu costilla. Entre otras cosas porque es un comentario falso,
retrógrado, ridículo y machista. Un comentario propio de alguien que realmente
piensa que entre hombres y mujeres los privilegios son de los primeros. No os
debemos nada, no somos menos que vosotros ni tampoco queremos ser más. Así que
no. No venimos de la costilla de un varón. Está demostrado que evolucionamos
juntos como especie y que puestos a decir de dónde venimos, hemos sido las
hembras las que os hemos parido a todos.
(1) La
teoría del establecimiento periodístico de temas de discusión o
"agenda-setting", postula que los medios de comunicación de masas
tienen una gran influencia sobre el público al determinar qué historias o temas
poseen interés informativo y cuánto espacio e importancia se les da.
(2) Génesis
1,1-2,5 2º Relato
"Dijo Yavéh-Dios: no es
bueno que el hombre esté solo. Voy a hacerle una ayuda que se acomode a él.
Entonces Yavéh-Dios formó del suelo todos los animales del campo y todas las
aves de los cielos... pero el hombre no encontró ayuda que se acomodara a él.
Entonces Yavéh-Dios hizo caer sobre el hombre un sopor, y el hombre se durmió.
Y le quitó una de sus costillas, y cerró nuevamente la carne en su lugar. De la
costilla que había quitado al hombre, formó Yavéh-Dios la mujer, y la presentó
al hombre. El hombre exclamó: ¡esta sí que es hueso de mis huesos y carne de mi
carne. Se llamará "varona", porque del varón ha sido tomada"...