viernes, 5 de septiembre de 2014

MACHISMO DE COSTILLAS


 

 
 
  En los últimos días no he dejado de leer comentarios en redes y de escuchar a gente en la calle opinando sobre la violencia de género, el machismo, el feminismo... Supongo que la agenda-setting (1) de los medios manda y con el mes negro que llevamos es lógico que el tema sea actualidad. He oído casi de todo. Desde el típico "feminismo es igual que machismo" o "el feminismo quiere la superioridad de la mujer", hasta  "es que hay alguna por ahí que vaya tela" o el clásico "existen muchas denuncias que son falsas". Por supuesto no ha faltado el simpático de turno que por eso de hacer la broma y quedar de gracioso, nos tilda de histéricas y que por eso vemos "machismo" por todos sitios: "¿no estarás un poco obsesionada con el tema?", como si su pregunta consiguiera alejar mi preocupación. También me he topado con alguno al que su testosterona le hace tomarse a cachondeo toda reivindicación que una mujer pueda realizar en favor de la causa feminista. Y creo que le hace tanta gracia porque aún no ha comprendido que en este país súper democrático y en esta sociedad tan avanzada, la superioridad del hombre frente a la mujer sigue siendo desgraciadamente una realidad. Por eso a día de hoy siguen muriendo asesinadas tantas mujeres. 

  El machismo actúa de manera tan sutil que nos lo tragamos sin darnos cuenta. Nacemos mujeres y desde bien pequeñas la sociedad ya se encarga de decirnos cuál es nuestro sitio y qué le pasa a quienes deciden salir del coto que se le ha asignado con su género. Primero en nuestra familia, con nuestros hermanos, nuestros padres. Después en el colegio, con nuestros profesores, con nuestros compañeros. Más tarde cuando llegas a un instituto, encuentras tu primer trabajo o vas a la universidad. La cultura machista nos dice lo que somos en todo momento y lo que se espera de nosotras. En nuestra sociedad todavía no podemos hacer lo que hace un hombre. Y si alguien lo ha leído o escuchado en algún sitio, todo eso es teoría y mentira. En la práctica la realidad es muy diferente, y ahí están las estadísticas. Vivimos en un patriarcado, en una sociedad machista y egoísta. Ya sé que es una idea repetida infinitamente. Tan trillada que ya no nos sorprende. En cualquier caso, si a la sociedad le da por "avanzar" (pequeños "derechitos" que con mucho esfuerzo vamos logrando), ya está la Iglesia con su religión cristiana para recordarnos que arderemos en los infiernos más profundos. "Avanzar"... menuda tontería, ¿verdad? ¿Para qué y por qué cuestionarnos el orden establecido?. "¿Para qué quieres estudiar si con tu marido no te hará falta trabajar?" o "¿quieres estudiar para ser más que mi hijo?" , son algunas de las perlas que escuché en alguna ocasión. Lo más triste es oírselo decir a otra mujer. Y para entenderlo solo puedo volver a pensar en el principio. Todo comienza en el mismo momento en el que nacemos y nos colocan los patucos rosas. Desde ese mismo instante comienza nuestra aceptación de roles. Al principio porque no tenemos conciencia de absolutamente nada. Evidentemente es ahí cuando el patriarcado hace su mejor trabajo. Pero todo eso es el comienzo, lo peor aún está por llegar. Te pasas gran parte de tu niñez leyendo cuentos de hadas en los que el amor romántico lo encarna un príncipe aventurero. El príncipe, harto de hacer lo que le da la real gana durante años, decide un día sentar la cabeza. Es entonces cuando regresa y elige esposa. Requisitos para "ir al baile": ser bella, buena, trabajadora, alegre, pero muy calladita y agradecida. No todos los días se fija en ti un príncipe y te pone un piso. Así que cuidado con meter la pata en el último momento. Los príncipes no se andan con tonterías. Cuidado con pensar por ti misma. ¿Y esas ideas de igualdad?, escóndelas.

  Analicemos: el príncipe se ha tomado la libertad de irse de cachondeo durante el tiempo que le ha salido del alma. Vive aventuras, viaja, conoce mundo, hace amigos y amigas... la chica no. Seguramente ella se ha pasado mirando por la ventana los mejores años de su juventud. Ha crecido exigiéndose que debe estar siempre guapa porque el príncipe puede llegar en cualquier momento y además debe sentirse afortunada por la decisión del príncipe, que es el que elige y no al revés. ¿Te imaginas no ser elegida por ningún príncipe? Si ocurre es una desgracia.

  Cuánto daño nos han hecho los malditos cuentos de hadas... Sus  moralejas y conclusiones nos han creado unas expectativas que nuestros padres (hablo en general pues conozco algunas excepciones), no supieron o no quisieron explicarnos de otra manera. Ahora, a estas alturas del "cuento", muchas por fin nos hemos dado "cuenta", pero resulta que la única opción que nos queda es posicionarnos como 'feministas' aguantando el chaparrón de críticas, insultos, burlas y todo tipo de improperios de nuestros iguales. Porque no olvidemos eso, que todos somos iguales, incluso aquellos que no quieren que lo seamos, también merecen serlo.

  Para alcanzar realmente una sociedad igualitaria, una sociedad feminista, tenemos muchas cosas pendientes y mucho trabajo por delante. Ya no solo tenemos que lidiar con los graciosos, los bromistas, los machistas de verdad, los asesinos, violadores, los curas y con otras mujeres que no han levantado todavía la vista del cuento de hadas... no. También tenemos que lidiar con los falsos defensores de la igualdad entre mujeres y hombres. Creo que son los más peligrosos porque aparentan una cosa pero en el momento en el que se relajan un poco se descubren sus verdaderas convicciones. "Progres" que se encienden en las redes por la aprobación de la ley del aborto de Gallardón o por el trato que un político conservador da al colectivo de las mujeres, pero que no duda en referirse a su compañera como "mi costilla". (2) ¿Cómo se puede defender la igualdad de las mujeres en esta sociedad patriarcal y aceptar que fuimos el segundo plato de un creador caprichoso? Solo se me ocurren dos explicaciones. La primera es que posiblemente, estos "progres" desconozcan el relato bíblico de la creación del hombre. Según la Biblia (libro que recomiendo leer), Dios creó al hombre y para que no estuviera solo hizo a todos los animales de la tierra, a todas las aves del cielo y creó toda la vegetación. Sin embargo el hombre seguía sintiéndose solo. Es cuando Dios, aprovechando que el hombre dormía, le extrae una costilla y con ella crea a la mujer. La "varona", como así la denominó el hombre (y según la Biblia), "del varón fue tomada".  La segunda explicación que se me ocurre es que quizás este tipo de afirmaciones se deban a un machismo encubierto, no superado. Puede que la responsabilidad política de estos sensibilizados machos al frente de un partido "progre", no les deja exhibir totalmente sus pensamientos.  También cabe alguna posibilidad (muy pequeña), que con esto de querer aparentar en redes sociales habilidades literarias, algunos se hayan pasado de poetas. Para decir que amas a tu compañera, que te acuerdas de ella, que te hace feliz, que agradeces su compañía, etc., no hace falta recordarle que piensas que debe su existencia a la generosidad de tu costilla. Entre otras cosas porque es un comentario falso, retrógrado, ridículo y machista. Un comentario propio de alguien que realmente piensa que entre hombres y mujeres los privilegios son de los primeros. No os debemos nada, no somos menos que vosotros ni tampoco queremos ser más. Así que no. No venimos de la costilla de un varón. Está demostrado que evolucionamos juntos como especie y que puestos a decir de dónde venimos, hemos sido las hembras las que os hemos parido a todos.

 

(1) La teoría del establecimiento periodístico de temas de discusión o "agenda-setting", postula que los medios de comunicación de masas tienen una gran influencia sobre el público al determinar qué historias o temas poseen interés informativo y cuánto espacio e importancia se les da.

(2) Génesis 1,1-2,5    2º Relato
"Dijo Yavéh-Dios: no es bueno que el hombre esté solo. Voy a hacerle una ayuda que se acomode a él. Entonces Yavéh-Dios formó del suelo todos los animales del campo y todas las aves de los cielos... pero el hombre no encontró ayuda que se acomodara a él. Entonces Yavéh-Dios hizo caer sobre el hombre un sopor, y el hombre se durmió. Y le quitó una de sus costillas, y cerró nuevamente la carne en su lugar. De la costilla que había quitado al hombre, formó Yavéh-Dios la mujer, y la presentó al hombre. El hombre exclamó: ¡esta sí que es hueso de mis huesos y carne de mi carne. Se llamará "varona", porque del varón ha sido tomada"...